No sé por donde empezar para contaros el porqué de esta colección, si empezar por el final o por el principio.
El principio es que mis abuelos tenían una finca en Albacete llamada Albaidas, los campos estaban sembrados de girasoles y cebada y la casa, proyectada por mi abuelo que es arquitecto, estaba construida con piedra recogida de los bancales y llena de pequeñas escaleras, que comunicaban, en distintas plataformas, el salón, estar y comedor. El sueño de cualquier niño.
La casa tenía una enorme cocina y una despensa que mi abuela adoraba. Un montón de habitaciones para alojar a la gran familia de mi madre (son 8 hermanos)
Siempre he creído que pasé un montón de años allí, si cierro los ojos puedo recordar la casa con gran exactitud y el jardín de alrededor, sus construcciones adyacente, las eras donde aprendí a montar en bicicleta, la casa del tractorista y su mujer Paca y el lugar en el que Miguel, el pastor, tenía las ovejas. Pero la realidad es que estuve allí hasta que cumplí 9 años (la edad que tiene Mateo ahora)
Recuerdo perfectamente la última vez que estuve allí, fue un puente de el Pilar, habíamos ido a recoger todo porque la finca se había vendido. Y recuerdo a mi abuela, que se había criado no en esa casa pero sí con ese paisaje, llorando en el patio trasero por perder aquel lugar que le había visto crecer y formar una gran familia.
El final de la historia es que después de casi 30 años sin volver hace un año volví a ese campo y esa casa. Fue un viaje que mi madre quiso hacer tras superar un linfoma, un viaje al que la acompañamos mis hermanas y mi padre además de JM y Mateo y Lola.
Mi madre habló con el actual dueño de la finca y allí que nos plantamos todos. Paseamos por el campo, recorrimos los alrededores y entramos en la casa que habíamos habitado. Fui enseñándole a Mateo y Lola cada rincón de la casa, la era donde aprendí a montar en bici y aquella despensa que mi abuela adoraba.
He de decir que en un principio era bastante reticente a entrar, esa cosa de pensar que volver a estar allí cambiaría mis recuerdos, pero salí feliz de haber vuelto y de estar al lado de mi madre y mis hijos.
Esta colección está dedicada al lugar donde pasé mi infancia y donde fui tan feliz y por supuesto a mi madre y a mi abuela.
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