Como algunos de vosotros sabréis desde septiembre de 2012 he estado trabajando en casa y fue un proceso que llevó su tiempo, tal y como os contaba aquí.
El curso pasado me pasó todo lo contrario, estuve trabajando en el proyecto FOCUS de formación para el empleo para jóvenes con discapacidad intelectual, un proyecto muy interesante del que os hablaré en otro momento.
Hace poco más de un año tuve que salir de la seguridad de mi casa y volver a compartir espacio y tiempo con profesores y alumnos y he de decir que me costó, me costó mucho. En el despacho me sentaba en un rincón y me ponía auriculares para hacerme una burbuja. Mis compañeros, maravillosos todos ellos, me miraban y pensaban que era una tía antipática y con problemas de relación (jajajaja) De hecho en una de las primeras reuniones que tuvimos les dije que me daba miedo volver al mundo y tener que volver a trabajar con gente. Desde aquí les doy las gracias por hacérmelo tan fácil.
Y ahora, desde septiembre, he vuelto a casa y me pregunto dónde se va el tiempo, qué hago con él y, sobre todo, cómo era capaz de organizarme el año pasado con un contrato de 30 horas y con todo lo demás.
Las mañanas pasan y tengo la sensación de que las listas de pendientes no hacen más que crecer. Actualizar RRSS, cortar prendas, llevarlas al taller de confección, diseñar la nueva colección, contestar correos, preparar documentos de venta, ir a ver a proveedores, ...
Me está costando tener una rutina, como me costó hace ya 4 años, la diferencia es que sé que lo conseguiré, igual que lo conseguí entonces, y que volveré a sentirme a gusto sola en mi hogar y que la rutina llegará (espero que pronto!!)
Os dejo esta foto, que aunque no tiene mucho que ver con el tema, me encanta.
Nota mental: añadir a la lista de tareas "actualizar la tienda online con las nuevas prendas"
Albaidas
Albaidas es el nombre de la nueva colección, nombre que para la gran mayoría no tendrá ningún significado pero para mi es el recuerdo de una de las épocas más felices de mi vida.
No sé por donde empezar para contaros el porqué de esta colección, si empezar por el final o por el principio.
El principio es que mis abuelos tenían una finca en Albacete llamada Albaidas, los campos estaban sembrados de girasoles y cebada y la casa, proyectada por mi abuelo que es arquitecto, estaba construida con piedra recogida de los bancales y llena de pequeñas escaleras, que comunicaban, en distintas plataformas, el salón, estar y comedor. El sueño de cualquier niño.
La casa tenía una enorme cocina y una despensa que mi abuela adoraba. Un montón de habitaciones para alojar a la gran familia de mi madre (son 8 hermanos)
Siempre he creído que pasé un montón de años allí, si cierro los ojos puedo recordar la casa con gran exactitud y el jardín de alrededor, sus construcciones adyacente, las eras donde aprendí a montar en bicicleta, la casa del tractorista y su mujer Paca y el lugar en el que Miguel, el pastor, tenía las ovejas. Pero la realidad es que estuve allí hasta que cumplí 9 años (la edad que tiene Mateo ahora)
Recuerdo perfectamente la última vez que estuve allí, fue un puente de el Pilar, habíamos ido a recoger todo porque la finca se había vendido. Y recuerdo a mi abuela, que se había criado no en esa casa pero sí con ese paisaje, llorando en el patio trasero por perder aquel lugar que le había visto crecer y formar una gran familia.
El final de la historia es que después de casi 30 años sin volver hace un año volví a ese campo y esa casa. Fue un viaje que mi madre quiso hacer tras superar un linfoma, un viaje al que la acompañamos mis hermanas y mi padre además de JM y Mateo y Lola.
Mi madre habló con el actual dueño de la finca y allí que nos plantamos todos. Paseamos por el campo, recorrimos los alrededores y entramos en la casa que habíamos habitado. Fui enseñándole a Mateo y Lola cada rincón de la casa, la era donde aprendí a montar en bici y aquella despensa que mi abuela adoraba.
He de decir que en un principio era bastante reticente a entrar, esa cosa de pensar que volver a estar allí cambiaría mis recuerdos, pero salí feliz de haber vuelto y de estar al lado de mi madre y mis hijos.
Esta colección está dedicada al lugar donde pasé mi infancia y donde fui tan feliz y por supuesto a mi madre y a mi abuela.
No sé por donde empezar para contaros el porqué de esta colección, si empezar por el final o por el principio.
El principio es que mis abuelos tenían una finca en Albacete llamada Albaidas, los campos estaban sembrados de girasoles y cebada y la casa, proyectada por mi abuelo que es arquitecto, estaba construida con piedra recogida de los bancales y llena de pequeñas escaleras, que comunicaban, en distintas plataformas, el salón, estar y comedor. El sueño de cualquier niño.
La casa tenía una enorme cocina y una despensa que mi abuela adoraba. Un montón de habitaciones para alojar a la gran familia de mi madre (son 8 hermanos)
Siempre he creído que pasé un montón de años allí, si cierro los ojos puedo recordar la casa con gran exactitud y el jardín de alrededor, sus construcciones adyacente, las eras donde aprendí a montar en bicicleta, la casa del tractorista y su mujer Paca y el lugar en el que Miguel, el pastor, tenía las ovejas. Pero la realidad es que estuve allí hasta que cumplí 9 años (la edad que tiene Mateo ahora)
Recuerdo perfectamente la última vez que estuve allí, fue un puente de el Pilar, habíamos ido a recoger todo porque la finca se había vendido. Y recuerdo a mi abuela, que se había criado no en esa casa pero sí con ese paisaje, llorando en el patio trasero por perder aquel lugar que le había visto crecer y formar una gran familia.
El final de la historia es que después de casi 30 años sin volver hace un año volví a ese campo y esa casa. Fue un viaje que mi madre quiso hacer tras superar un linfoma, un viaje al que la acompañamos mis hermanas y mi padre además de JM y Mateo y Lola.
Mi madre habló con el actual dueño de la finca y allí que nos plantamos todos. Paseamos por el campo, recorrimos los alrededores y entramos en la casa que habíamos habitado. Fui enseñándole a Mateo y Lola cada rincón de la casa, la era donde aprendí a montar en bici y aquella despensa que mi abuela adoraba.
He de decir que en un principio era bastante reticente a entrar, esa cosa de pensar que volver a estar allí cambiaría mis recuerdos, pero salí feliz de haber vuelto y de estar al lado de mi madre y mis hijos.
Esta colección está dedicada al lugar donde pasé mi infancia y donde fui tan feliz y por supuesto a mi madre y a mi abuela.
Gracias
El fin de semana ya ha terminado y estamos de lunes de nuevo y no quería que pasaran más días sin dar las gracias.
A todos los que día a día me animáis en las redes sociales con vuestros comentarios y me gustas, me encantaría poder daros uno a uno un beso y daros las gracias en persona, Esto no es Ascot es gracias a vosotros.
A los que estáis a mi lado en cada presentación, acercándoos a verme y a conocer la colección.
A mis amigas por ayudarme y apoyarme en los malos momentos y, sobre todo, por estar cerca para poder compartir las alegrías.
A Susana por hacer de mensajera, ahorrándome un montón de tiempo que he podido dedicar a otras cosas, y por animarme a seguir en los momentos mierder (que existen y demasiado a menudo)
A María por abrirme las puertas de Contigo y hacer que fuera mi casa, por haber confiado en Esto no es Ascot, por brindarme la primera oportunidad y por estar ahí.
A todas las personas que colaboran conmigo, Mari Carmen confeccionando y Pepa y Guillermo trabajando tan maravillosamente el punto.
A Carlos, por conseguir plasmar en las fotos la esencia de cada colección.
A mis hermanas por ayudarme cada vez que lo necesito y en especial a mi hermana Marta por ser la imagen perfecta de Esto no es Ascot.
A mi madre por dejar que su casa sea el cuartel general.
A Mateo y Lola que consiguen que me levante cada mañana con una sonrisa (y no es algo fácil)
Y por supuesto a Juanma por entender ésta locura y acompañarme en ella.
A todos los que día a día me animáis en las redes sociales con vuestros comentarios y me gustas, me encantaría poder daros uno a uno un beso y daros las gracias en persona, Esto no es Ascot es gracias a vosotros.
A los que estáis a mi lado en cada presentación, acercándoos a verme y a conocer la colección.
A mis amigas por ayudarme y apoyarme en los malos momentos y, sobre todo, por estar cerca para poder compartir las alegrías.
A Susana por hacer de mensajera, ahorrándome un montón de tiempo que he podido dedicar a otras cosas, y por animarme a seguir en los momentos mierder (que existen y demasiado a menudo)
A María por abrirme las puertas de Contigo y hacer que fuera mi casa, por haber confiado en Esto no es Ascot, por brindarme la primera oportunidad y por estar ahí.
A todas las personas que colaboran conmigo, Mari Carmen confeccionando y Pepa y Guillermo trabajando tan maravillosamente el punto.
A Carlos, por conseguir plasmar en las fotos la esencia de cada colección.
A mis hermanas por ayudarme cada vez que lo necesito y en especial a mi hermana Marta por ser la imagen perfecta de Esto no es Ascot.
A mi madre por dejar que su casa sea el cuartel general.
A Mateo y Lola que consiguen que me levante cada mañana con una sonrisa (y no es algo fácil)
Y por supuesto a Juanma por entender ésta locura y acompañarme en ella.
Volvemos a la carga
Volvemos a la carga, parece que fue hace poco pero hace más de un año que no hay una entrada en este blog, tampoco se puede decir que haya sido muy constante, para qué engañarme.
Ahora que septiembre ha terminado me he propuesto estar más presente por aquí y, además de seguir contando el día a día por Instagram y Facebook, tener este espacio para poder vernos con más tranquilidad y tiempo.
Esta breve entrada era solo quería deciros que voy a intentar estar más presente, contaros más cosas y que espero que os guste la nueva colección que verá la luz esta semana (Ay que nervios)
Os dejo un mini adelanto que espero que os guste.
Ab.Orígenes
"Somos una empresa pequeñita con mucho talento y ganas de hacer grandes cosas, nos gusta el trabajo bien hecho con cariño y alma sostenible" así se describe Ab.Orígenes la marca de ropa sostenible con la que hemos colaborado para realizar el vestido y la falda GEO de esta colección.
Narda, el alma de Ab.Orígenes, desprende amor, pasión y paz y ha confeccionado una a una las prendas de algodón orgánico de la colección, poniendo su granito de arena y su corazón y no puedo estar más contenta con el resultado.
Gracias Narda
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